La comunicación no verbal juega un papel fundamental, a veces incluso más relevante que las palabras. Los microgestos, detalles inadvertidos a simple vista, marcan la diferencia en la confianza hacia desconocidos. El baile, como forma de expresión sin necesidad de palabras, comparte similitudes con los microgestos al transmitir emociones y mensajes a través del lenguaje corporal. Por ello, aprender a bailar se vuelve esencial.
Aunque algunas personas poseen un talento innato para el baile, recibir clases en una academia puede ser beneficioso para aprender a moverse y comunicarse mediante el cuerpo. La conciencia de la información transmitida en cada movimiento es esencial para cualquier bailarín, haciendo que la coreografía, la organización previa de los pasos, cobre gran importancia. Cada tipo de baile tiene su propio carácter, y la elección de aprender a bailar puede proporcionar una experiencia enriquecedora.
En el contexto de la salud, el baile aporta beneficios tanto físicos como mentales. Fortalece músculos y huesos, mejora el equilibrio y la estabilidad, coordina movimientos y favorece la movilidad. A nivel mental, reduce el estrés, mejora el estado de ánimo y estimula la memoria.
Con el aumento de la conciencia sobre la importancia de la actividad física, especialmente en el contexto de la pandemia, las clases de baile se presentan como una excelente opción para mantener un estado de salud adecuado. El baile, dependiendo del tipo, intensidad y frecuencia, puede contribuir significativamente a la quema de calorías, siendo una forma divertida de ponerse en forma.
La relación entre el baile y la salud cognitiva, particularmente en el caso del Alzheimer, es positiva. Aprender pasos, recordar coreografías y seguir las indicaciones del profesor estimulan la memoria y ejercitan el cerebro. Aunque se están realizando investigaciones para comprender mejor cómo el baile podría prevenir el Alzheimer, los beneficios actuales sugieren que puede desempeñar un papel importante en este sentido.
Practicar baile en cualquier espacio adecuado puede favorecer la salud física y mental, convirtiéndose además en una actividad dinámica disfrutada en compañía de otras personas.
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